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La inteligencia artificial está a punto de cambiar por completo la industria de las muñecas sexuales. Estos humanoides sexuales están equipados con motores y sensores que les permiten moverse e interactuar con cierta gracia, lo que los convierte en una evolución material de la pornografía en Internet. La IA también permitirá que estos robots se conecten a las redes sociales y chats del usuario, intensificando la experiencia y haciendo que los encuentros con otros humanos sean obsoletos. Con el crecimiento de la tecnología y el aumento de la personalización, se espera que el sector de la tecnología sexual alcance los 52.700 millones de dólares en 2026.
Estos robots sexuales podrían brindar compañía y satisfacción emocional a personas solitarias o con discapacidades. La interacción con estos dispositivos con apariencia humana puede potenciar los resultados terapéuticos para algunos pacientes, según investigadores. Sin embargo, también existen preocupaciones sobre los efectos psicológicos y sociales de utilizar estos dispositivos de forma generalizada. Algunos expertos sostienen que el uso generalizado de robots sexuales podría fomentar comportamientos inadaptados, afectar la integridad de los usuarios y generalizar el uso de la violencia en las relaciones. A medida que la tecnología se integra en la vida cotidiana, estos temores disminuyen, pero es importante considerar las implicaciones éticas y sociales de esta nueva forma de intimidad.