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El estudio, publicado en The Astrophysical Journal, revela que este agujero negro supermasivo se encuentra en el centro de una galaxia antigua y emite enormes cantidades de radiación, lo que lo clasifica como un cuásar. Los cuásares son objetos astronómicos extremadamente brillantes y poderosos que se cree que se activan por la presencia de halos masivos de materia oscura que rodean la galaxia.
Lo sorprendente de este descubrimiento es que el comportamiento de los cuásares, en particular de este agujero negro supermasivo, se ha mantenido constante a lo largo de la historia. Esto es notable, ya que muchos procesos a gran escala en el universo muestran variaciones a lo largo del tiempo. Los investigadores sugieren que el mecanismo de activación de los cuásares podría tener implicaciones para la evolución de todo el universo.
El equipo de investigadores examinó cientos de cuásares antiguos y encontró que la masa de los halos de materia oscura que rodean estos agujeros negros supermasivos es bastante constante, aproximadamente 10 billones de veces la masa de nuestro sol. Estas mediciones son sorprendentemente similares a las realizadas en cuásares más recientes, lo que sugiere que hay una masa característica de materia oscura que activa un cuásar, independientemente de cuándo haya ocurrido.
Medir la masa de la materia oscura no es una tarea fácil. La materia oscura es una sustancia esquiva y su naturaleza real aún es desconocida. Solo se sabe de su existencia debido a su impacto gravitacional en grandes estructuras como las galaxias. Por lo tanto, la materia oscura solo puede ser medida a través de observaciones de sus efectos gravitacionales.
El desafío se vuelve aún mayor a grandes distancias, donde la luz de fenómenos más antiguos puede ser muy débil. Sin embargo, el equipo de investigadores utilizó múltiples estudios del cielo, incluyendo el Telescopio Subaru japonés, para medir la masa de los halos de materia oscura alrededor de los cuásares antiguos. Estas mediciones proporcionan una visión más completa de la relación entre las galaxias y los agujeros negros supermasivos.
Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de cómo se forman y crecen los agujeros negros supermasivos. Los investigadores están especialmente interesados en explorar este fenómeno en relación con los agujeros negros supermasivos, que se encuentran en el centro de cada galaxia.
El hecho de que los cuásares más antiguos y los más recientes tengan masas de halos de materia oscura similares sugiere que hay un mecanismo común de activación de los cuásares, independientemente de cuándo hayan ocurrido. Esto plantea la pregunta de si existe una masa característica de materia oscura que desencadena la formación y activación de los agujeros negros supermasivos.
El profesor Nobunari Kashikawa, del Departamento de Astronomía de la Universidad de Tokio, señala que este descubrimiento es solo el comienzo. Con la ayuda de observatorios internacionales como el Observatorio Vera C. Rubin y el satélite espacial Euclid, se espera obtener una imagen más completa de la relación entre las galaxias y los agujeros negros supermasivos.
En resumen, el descubrimiento de un agujero negro supermasivo en el halo galáctico representa un hito en la astronomía del universo. Este hallazgo proporciona nuevas perspectivas sobre la formación y evolución de las galaxias, así como sobre la naturaleza de la materia oscura. A medida que continuamos explorando el cosmos, es probable que surjan más preguntas y descubrimientos emocionantes en este fascinante campo de estudio.