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La Princesa Leonor de Asturias juró hoy la Constitución en un acto histórico de máxima solemnidad. Este evento, que marca su llegada a la mayoría de edad, ha sido objeto de intensas preparaciones durante meses por parte del jefe de la Casa del Rey y el ministro de la Presidencia. La ceremonia comenzó a las once de la mañana con la llegada de los Reyes y sus hijas a la Carrera de San Jerónimo. La Familia Real llegó en vehículos escoltados por la Sección de Motos y el Escuadrón de Escolta Real. Fueron recibidos por el presidente del Gobierno en funciones y el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, y saludaron a las autoridades presentes en la escalinata de la Cámara Baja.
En el interior del Hemiciclo, 600 sillas de terciopelo carmesí reemplazaron los habituales escaños para acomodar a los principales agentes sociales, ex presidentes del Gobierno, autoridades judiciales, presidentes autonómicos y ponentes de la Constitución, entre otros. También se invitó a una veintena de jóvenes representantes de la generación de la Princesa. A pesar de la gran representación, hubo notables ausencias, incluyendo la del abuelo paterno de la princesa, el Rey Emérito, que decidió no asistir al acto institucional.
La ciudad de Madrid se engalanó para celebrar este importante evento. Se instalaron pantallas en Callao y en la Real Casa de Correos para que el público pudiera seguir la jura, y el Ministerio de Defensa desplegó la bandera de España en varios lugares clave. En el momento de la jura, la unidad de música del Grupo de Honores de la Guardia Real interpretó el Himno Nacional, y la Sección de Honores de la Batería Real disparó 19 cañonazos en honor a la Princesa. Tras el juramento, la Familia Real se trasladó al Palacio de Oriente en vehículos históricos. Allí, la Princesa recibió el collar de Carlos III, que distingue a aquellas personas que destacan por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona, y pronunció su primer discurso público. La mañana concluyó con un besamanos para unos 150 invitados en el Salón del Trono, seguido de un discurso del Rey en honor a la Princesa de Asturias en el comedor de gala del Palacio Real.